Wednesday, February 17, 2010

Cuando estamos en situaciones dificiles...


En nuestro diario caminar nos vamos encontrando a nuestro paso situaciones de dolor, de angustia y de llanto que impactan nuestra vida. Quizás no es necesario salir de nuestro espacio social para poder percibir, observar y ver tantas situaciones de desesperanza a las que son sometidas miles y miles de personas por causa de un sistema social injusto. Entonces, cuando miramos el dolor en los rostros de las personas vienen a nuestra mente miles de preguntas también ¿Dónde está Dios? ¿Dónde está Dios cuando las personas sufren? ¿Cómo hablar de Dios en este momento?

Indudablemente, a muchos se nos hace un nudo en la garganta y hacemos esfuerzos profundos para que las grimas no asomen a nuestros ojos, sencillamente porque necesitamos que de nuestra boca surja una palabra de esperanza. El domingo pasado visite a una familia en Pital de Megua. Esta familia está pasando por una situación de dolor; para mí fue una situación muy particular, era la primera vez que yo estaba en medio de dos mujeres, mama e hija, viudas. La mama quedo viuda hace un ano aproximadamente, su esposo murió después de una larga y sufrida enfermedad. El esposo de la hija después de un accidente en una moto y de permanecer tres meses y medio en estado crítico había muerto ya hacia una semana, la hija quedo con un bebe de dos años y está embarazada de otro bebe. Estas dos mujeres con sus lágrimas rondando sobre sus rostros y sus voces entrecortadas querían saber porque a ellas les había pasado esto. La hija me decía, “yo sé que con la voluntad de Dios nadie puede, pero para mí esto es difícil y no me puedo resignar” la madre me decía, “Yo no me he recuperado de la perdida de mi esposo y ahora muere el esposo de mi hija, que damos solas con los dos bebes, esto es muy duro; aunque yo soy fuerte pero me siento impotente porque no puede hacer nada en ninguno de los dos casos.”

Tengo que confesar que este momento fue tan difícil para mí y empecé a buscar dentro de mí como si mi corazón fuera un cofre donde yo tenía guardadas palabras, frases para decir, y realmente no encontré, mi cofre de acostumbradas frases y palabras de ánimo estaba vacío. Después me acorde de la historia de Nohemí y sus dos nueras viudas pero no era apropiada para el momento. Entonces decidí no buscar más, guardar silencio y escuchar, solo escuchar todo lo que estas dos mujeres tenían para decir, cada uno hablo, expreso sus sentimientos, contaron sus historias y sueños, creo que era eso, Dios me estaba diciendo que no hablara, que solo escuchara, estas mujeres tenían tantas cosas guardas en sus corazones, tantas lagrimas almacenadas que no habían podido dejarlas salir, fue un espacio largo de mucha escucha, una vez más entendí que a veces los seres humanos no necesitamos discursos, ni frases acomodas solo necesitamos que alguien saque tiempo para escucharnos y darnos un abrazo caluroso en el cual podamos sentir que no estamos solos/as.

Después de este momento de catarsis, y de un respiro de alivio fuimos iluminados por la lectura del Salmo 46:1-3, quizás entendimos en este momento que aunque no se tengas todas las respuestas, podemos sentir a través del toque suave de Dios, que él está con nosotros/as y que Dios mismo está dispuesto a socorrernos en los momentos de dolor, duelo y sufrimiento, que en Dios encontramos auxilio en los tiempos de tribulaciones, y que solo tenemos que aprender a escuchar.

1 comment:

  1. Gracias por esta reflexion sobre los tiempos dificiles en que estamos

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Renace

Renace... Renace el pensamiento en las luchas de mi pueblo, renace la vida que entre metáforas construye utopías, renace aún desde la ari...