Sunday, September 13, 2009

REFLEXIONES ENTORNO A LA ESPIRITUALIDAD


Cuando a nuestra mente llega la palabra espiritualidad quizás despierta emociones y sensaciones pero también muchas contradicciones y estas dependen del contexto, de las concepciones y de las experiencias individuales y comunitarias de cada persona. Sin lugar a dudas que hablar de espiritualidad en nuestro actual contexto de crisis social, no es fácil. En primer lugar no todos entendemos ni tenemos las mismas concepciones cuando discutimos acerca de la espiritualidad. En segundo lugar, existe la tendencia a considerar la espiritualidad como algo separado de las demás esferas de la vida.

Según esta visión, la espiritualidad se concibe como el conjunto de realidades llamadas "cosas espirituales", que pone al ser humano en una búsqueda acelerada de ser espiritual para alcanzar la salvación o estar en santidad con Dios, con un Dios creado de acuerdo a nuestros propios imaginarios, un Dios que hace nuestra voluntad y quizás en algunos momentos bajo la pretensión de creer que los seres humanos podemos manipular a Dios para que Dios cumpla nuestras peticiones humanas. Esta espiritualidad se desarrollaría en un ámbito determinado, en los tiempos específicos y en medio de una contemplación individualista, sin recibir influencias ni influir en otras esferas de la vida, personal o social.

Desde mi punto de vista, esta forma de concebir la espiritualidad no tiene ningún fundamento bíblico. La palabra espiritualidad “deriva de “espíritu” y en la mentalidad común el espíritu se opone a materia”[1] Esta clase de pensamiento entonces genera un tipo de personas que vive sin preocuparse de las situaciones de la vida diaria, ni siquiera en algunos casos de su propio cuerpo y sus enfoques solo están en tratar de vivir en un mundo de realidades espirituales. Sin embargo, cabe a notar que esa forma de pensar y creer sobre la espiritualidad no surgen de la nada, sino que tiene sus bases en “la pesada herencia de un modo de pensar, que ha sido tomada de la mentalidad griega, que separa al ser humano en un "ser espiritual" y un "ser material”. Es decir casi todo lo que puede llamarse “cultura occidental” esta como infectado de ese concepto griego de lo espiritual"[2]. La forma en que la Biblia entiende al ser humano y a su entorno es diferente. Para la mentalidad bíblica el ser humano es una unidad, un todo; cuya existencia está animada por el propio aliento de Dios, su Espíritu, como el hermoso relato de la creación, en el cual podemos mirar a un Dios que da su espíritu y a través de él genera vida, aliento de vida (Gén. 2, 7).
En esta perspectiva Boff menciona, “que la espiritualidad está relacionada con aquellas cualidades del espíritu humano – tales como el amor y la compasión, la paciencia y la tolerancia, la capacidad de perdonar, la alegría, las nociones de la responsabilidad y de armonía…que proporcionan felicidad tanto a la propia persona como a los demás”[3] si miramos esto desde este punto de vista y lo articulamos con la perspectiva bíblica, podemos concebir una espiritualidad de la vida que se relaciona entonces con el espíritu que llena nuestro ser y nos impulsa a sentir, a pensar, a decidir, y a actuar, en todas las esferas de la existencia.

Entonces, podemos entender cuando se menciona que “la espiritualidad viene a ser así, una espiritualidad muy ubicada en el “lugar social” de los pobres. Todos los elementos de la vida, de la cultura, de la política, de la sociedad, de la religión, etc., pasan, de la abstracción –o de una pretendida neutralidad- a una ubicación en el lugar social de los pobres” [4]

Por lo tanto continuando con la perspectiva bíblica encontramos que la vida es una totalidad y que la vida misma está animada por el Espíritu de Dios, que en el hebreo es identificado como la “Ruaj”[5] que está animando, creando e impulsando el aliento de vida. La espiritualidad que nace de la tradición del Antiguo Testamento no hace fragmentación “el ser humano es un todo (sin distinción de cuerpo o alma).” [6] Esta concepción entonces pone al ser humano en la proximidad con el otro ser humano y con su entorno y desde allí recibe los desafíos para transformar situaciones de dolor y construir en el caminar con los que sufren en la sociedad la esperanza.

En otras palabras, la espiritualidad no solo es la oración, los ejercicios espirituales, la meditación, los espacios de reflexión, lectura de la Biblia, los ayunos, etc., sino que la espiritualidad debe ser entendida como una fuerza que impulsa al ser humano a identificarse con su contexto social. La espiritualidad tiene una palabra para decirnos sobre la crisis económica generada por un modelo económico perverso y excluyente, tiene que decirnos acerca la política, las relaciones humanas y sobre nuestros compromisos con la inmensa población desplazada, perseguida y desaparecida fruto del conflicto armado que vive el país y el resultado del acumulado de décadas de injusticia social e impunidad que se hace presente en cada rincón de nuestro país. Desconocer esa posibilidad, separar alguna realidad humana para que no sea alcanzada por ella implica reconocer que el espíritu que nos guía no es el de Dios. Porque en la experiencia de pueblo de Dios, nosotros podemos evidenciar a un Dios que le interesa la vida entera y es por eso que en momentos de angustia, esclavitud y dolor el Éxodo nos muestra a un Dios que ve, escucha, siente y decide bajar para caminar con su pueblo en su lucha de liberación (Éxodo 3:7-8).

Por esta razón, la espiritualidad que nace de la biblia es una espiritualidad que se va construyendo en la marcha de hombres y mujeres que creen en la fuerza que viene de Dios, una espiritualidad que está en una constante búsqueda de aquel que está sufriendo el desamparo y las injusticias, y en esta perspectiva el testimonio de los profetas nos abre el camino para identificar a los profetas como aquellos que entienden que su compromiso con el pueblo era caminar con los excluidos y marginados. La profecía bíblica desarrolla una espiritualidad desde la cual se denuncio las injusticias sociales pero que al mismo tiempo esa denuncia era acompañada por el anuncio de la esperanza y la justicia con la plena claridad que el Espíritu de Dios estaba con el pueblo para garantizar vida (Ex. 3, 7-8). La espiritualidad bíblica tiene sus conexiones profundas con un llamado a la compasión y a la misericordia que se hace concreta en las acciones de amor hacia los que sufren y viven en medio de las situaciones de dolor y de muerte.
También es importante enfatizar que la espiritualidad en el contexto de la tradición bíblica es profética y es profética por que sabe mirar el mundo, reconocer los signos de la presencia o ausencia de Dios en la realidad, en lo que nos pasa. Una espiritualidad con capacidad crítica, reflexiva y en este sentido los profetas anuncian que “Dios es un Dios de justicia y que El no tolera la manera injusta como los seres humano viven”[7]. Por ese carácter profético no duda en denunciar todo aquello que no está inspirado por Dios sea el lujo y abuso de unos pocos(Am. 3, 15-4, 3)[8] o la maldad de los gobernante de turno (Jer. 22, 13-19)[9] o las práctica de una religión que no conduce a Dios ni le agrada(Is. 58, 1-10), se denuncia “la distorsión de la justicia en las cortes judiciales, la perversión de la justicia, y la manipulación de la ley por los oficiales a favor de las elites y gobernantes”[10]

Otro de los aspectos importante es que la espiritualidad construye la justicia (Am. 5, 24). En el Antiguo Testamento la noción de Justicia es central. Los profetas identifican a Dios con la justicia y dicen con claridad que el que practica la justica conoce a Dios.(Jer. 22, 16) Los profetas habían desarrollado una profunda espiritualidad y tenían una aguda conciencia de esto. Es por eso que no sólo condenan el culto a los falsos dioses; también condenan la adoración a Dios cuando está divorciada de la práctica de la justicia. En Isaías 1, 11-17; 58, 1-12; Am 5, 21-24; Jer 6, 19-20 y en muchos otros pasajes, los profetas nos advierten que Dios halla detestables y repulsivas todas las prácticas religiosas, como sacrificios, oraciones, incienso, ayunos y días festivos, cuando no son acompañadas por la práctica de la justicia. La espiritualidad profética anticipa y construye el futuro y descubre la esperanza, que no vacila en anunciar la utopía de un mundo nuevo, "animado" según el Espíritu de Dios.[11]

finalmente, creo en una espiritualidad que le da oportunidad plena a la vida en medio de la diversidad y de las diferencias, a las expresiones culturales, a la oración, meditación y contemplación y al servicio con amor hacia los demás, creo en a una espiritualidad que se vive con los pies sobre este hermosa tierra, a la cual nuestros hermanos y hermanas indígenas la llaman “pachamama – Madre Tierra[12]” creo en una espiritualidad que tiene sentido dentro de una experiencia comunitaria de fe, en una espiritualidad encarnada en un contexto social palpable. Creo en una espiritualidad que busca las transformaciones de las situaciones que causan la destrucción y la muerte de nuestro pueblo a través de la práctica de la justicia, creo en una espiritualidad que recobrando el espíritu profético para contextualizarlo en nuestras realidades sociales, en las cuales Dios nos ha llamado a servir.

[1] . Casaldaliga, Pedro, Vigil, José María. Espiritualidad de la Liberación. Ediciones Paulinas, 1992,p 26.
[2] . Ibíd., p26
[3] . Boff, Leonardo. Espiritualidad, Sal Terrae, Santander,2001,p 24
[4] .Casaldaliga, Pedro, Vigil, José María. Espiritualidad de la Liberación. Ediciones Paulinas, 1992,p 85.
[5] .Ibid, p27
[6] .Dussel, Enrique. Ética Comunitaria 17
[7] .Simundson, Daniel J. Old Testament Commentaries, Abingdon Press-Nashville, 2005,p 154
[8] .Ibid, p153
[9] . Mesters, Carlos. El Profeta Jeremías, “Boca del Pueblo, boca de Dios” Ediciones Paulinas, 1994,p47
[10]. Premnath, D.N. Eighth Century Prophets, Chalice Press,2003,p 169
[11]. Simundson, Daniel J. Old Testament Commentaries, Abingdon Press-Nashville, 2005,p 154
[12] .Pachamama. http://es.wikipedia.org/wiki/Pachamama.
Rev. Adelaida Jimenez C.

Renace

Renace... Renace el pensamiento en las luchas de mi pueblo, renace la vida que entre metáforas construye utopías, renace aún desde la ari...